El tratamiento de la ludopatía tiene diferentes vertientes: la respuesta conductual que realiza la persona, la respuesta fisiológica y, fundamental, la respuesta cognitiva ante el juego.
Si nos centramos en ésta última, la cognitiva, es llamativo el número de personas que se sienten frustradas por el hecho de que “ven” el problema, que cuando no están jugando entienden los riesgos de su conducta y la conveniencia de dejarlo inmediatamente, pero cuando las circunstancias les acercan al juego, se acaban “autoconvenciendo para poder jugar”.
Este autoconvencerse es lo que en psicología llamamos Distorsión Cognitiva. El cerebro deja de ser racional y pasa a distorsionar la realidad para poder llegar a la conclusión de que, una vez más, puede jugar.
Veamos las distorsiones cognitivas más frecuentes en la ludopatía:
Distorsiones de control:
- Ilusión de      control:      falsa idea de que se puede obtener una estrategia que te      permita ganar en los juegos de azar.
 
- Correlación      ilusoria o pensamiento mágico: es uno de los factores más      relevantes en la conducta y pensamiento supersticioso. Utilizar el “lapicero      de la suerte” para marcar los números del bingo, porque en una ocasión      cantamos línea marcando con  él;      comprar en una determinada administración de lotería; hacer caso a algún      adivino; realizar algunos rituales antes de jugar, que en alguna ocasión se      relacionaron con la obtención de un premio y por lo tanto resultan      difíciles de erradicar, además que favorecen la repetición de la conducta.      
 
Distorsiones en la predicción:
- Falacia del      jugador: las personas con problemas en el juego de azar      pueden pensar erróneamente que si hace mucho tiempo que no ha      aparecido un estímulo en la máquina (por ejemplo una      banana) significa que pronto aparecerá. Esto le empuja a      seguir jugando convencido de que dentro de nada aparecerá la banana que le      hace falta para ganar.
 
- Tener      el presentimiento de la inminencia de una gran      ganancia a pesar de las pérdidas repetidas
 
- Familiaridad y      representatividad: pensar que un el número 56.879 tiene      más probabilidades de salir que el 00008 describe este tipo de error.
 
Distorsiones en la explicación de los resultados (RATIFICACIÓN DEL SESGO):
Esto ocurre cuando las creencias del jugador dan resultados totalmente opuestos, es decir, a perder en el juego. En estos casos la persona busca racionalizaciones que justifiquen los errores.
- Fijarse en las      frecuencias absolutas: recordar muy bien los aciertos y      olvidar todas las veces que se ha perdido.
 
- “Perder por      poco”: tener la sensación de que casi ha ganado ya que él tenía el      número 18.379 y el número premiado fue el 18.378. En realidad se ha      perdido igual que si hubiera      salido el número 01.202.
 
- Confusión      entre azar y suerte: en el juego no existe la suerte: sólo      existe el azar. No hay ninguna variable personal que modifique la      aparición de los eventos. Cuando se gana varias veces seguidas, el jugador      se cree en racha y sigue jugando, pero cuando la racha es de pérdidas, el      jugador espera que “le cambie la suerte” y también sigue jugando.
 
Fuente: Elaborado a partir de un artículo de Fernando Pena Vivero
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